La tensión que había entre ella y yo era muy obvia. Pero mis ojos no se podían concentrar en nada mas que no fuera Judith, la alegría de tener mi pequeña entre mis brazos era única. -Papi donde estuviste?
Me decía con esa voz dulce y única que la caracteriza, sus ojos color cafes tan clavados en mi rostro, observando cada movimiento que yo hacia y estudiando mi cara. Era obvio que su pregunta me había puesto un poco incomodo por que no sabia que decirle, no le quería mentir pero tampoco le quería decir que su padre se había vuelto loco de amor por su abuela y que tuvo que ser internado en un sanatorio para que se pudiera recuperar, Judith era muy joven para entender de esas cosas y el tema no era uno muy adecuado que una niña de su edad tendría que estar discutiendo.
-Tu papi fue al doctor -Le dijo ella hacercandose y acariciando a Judith por la espalda.
-No me vas a dar un abrazo -Me dijo. Yo quede casi paralizado con esto. No me lo esperaba, mucho menos por que venia de ella.
-Claro -Le dije dandole uno de esos abrazos que se le da a la gente por puro compromiso.
Christina nos observaba desde el otro lado de la habitación observando cada movimiento, Judith cada vez se ponía mas inquieta así que la deje ir, le di un beso y le dije que la vería después.
-Bueno Santos, ahora que ya estas mas cuerdo que va a pasar -Me decía la mujer frente a mi, cruzando sus brazos y dando esa pésima actitud que solo ella sabia dar, cualidad que ella era obvio habia obtenido de su madre en eso eran tan parecidas.
-A que te refieres Marisela?
-A nosotros tontito -Me dijo dandose una carcajada
-Marisela, que yo sepa entre nosotros no hay nada -Le dije arqueando una ceja -Nosotros estamos divorciados y yo ya empece mi vida con otra mujer -Le dije, buscando por Christina
-Christina, ven acá por favor -Le dije.
Ella se acerco, su caminado hablaba por si solo, era obvio que ella no quería estar ahi en ese momento
-Marisela Barquero te presento a Christina Carvajal -La cara de Marisela se puso pálida parecia que estaba viendo un fantasma. O incluso a la misma Barbara Guimaran frente a ella.
-Mu... mucho gusto -Le dijo Marisela extendiendo su mano la cual temblaba. Por un momento llegue a pensar que esta se desmayaría de la impresión.
Christina como siempre, muy cortez y manteniendo la compostura, tomo la mano de Marisela y le dio un pequeño apretón, era mas que claro que Marisela no era de su agrado
-Mucho gusto -Christina se miraba tan familiar con Marisela, muy comoda pero manteniendo su distancia como uno hace con un enemigo, estudiando a Marisela, su cara, su mano, su actitud.
-Les molestaria si me robo a este guapetón por un momento -Pregunto Christina con una sonrisa en la cara. Esto me tomo por sorpresa pues momentos antes me había dejado solo y colgado en el despacho, pero claro que no iba a aceptar si implicaba lograr esta a solas con ella por un rato.
Marisela parecia un poco molesta con esto, pero dado el hecho que ya no éramos nada no podia decir nada
-Claro, vayan aproveche -Dijo forjando la sonrisa.
Christina me tomo por la mano y dirigió el camino, podia sentir como se reía, que estaria planeando esta mujer, secuestrarme?
-A donde me llevas -Le dije entre carcajadas
-Ah eso es una sorpresa -Aun que yo ya sabia hacia donde nos dirigíamos, después de todo era La Altamira y la conocía como la palma de mi mano. Una vez que estábamos afuera estaban dos caballos, montados y preparados para ser cabalgados
-Pero que es esto? -Le dije, ver esto me emocionaba, me hacia sentir como un niño pues no sabia que era lo que ella quería, lo único que sabia era que involucraba una cabalgata bajo la luz de la luna y las estrellas.
-Ah ver dime? No prometiste llevarme a conocer el Arauca de tu mano? -Me dijo con una sonrisa maliciosa, subiendo se sobre un caballo negro, uno de los mas fuertes de la hacienda. Verla sobre ese caballo hacia que mi cuerpo fuera recorrido por un escalofrío que empezaba desde mi cabeza hasta la punta de los dedos de mis pies. Se miraba tan fuerte, ta madura, tan mujer pero aun así lograba seguir mirándose tan elegante, tan bella como solo ella podia hacerlo.
-Muy bien señorita -Le dije mientras me montaba sobre el otro caballo que me esperaba -Espero puedas seguirme el paso -Le dije, empezando a moverme con el caballo
-Quiere apostar doctorcito -Me dijo, levantando la ceja derecha y con una sonrisa picara sobre su cara
-Muy bien señorita Carvajal, que quiere apostar? -Le pregunte mientras me reía
-Lo que usted quiera doctorcito, al fin y al cabo que el que esta noche pierde es usted -Me dijo
-Muy bien, entonces le apuesto una cena y un baile
-Trato hecho -dijo ella, arrancando el caballo y pasándome por enfrente.
No podia dejar de admirar con que fuerza y belleza podia Christina montar el caballo. Parecía otra mujer, ya no parecía frágil como una rosa. Me encantaba verla así.
Segundos después cuando al fin pude recobrar mis sentidos fui a alcanzarla

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ResponderBorrarDioooooos me encanta Gaby ojala subas pronto
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