martes, 29 de julio de 2014

La Verdad

-Santos recuerdo todo, recuerdo quien soy, como llegue aquí, recuerdo mi pasado y se que esta haciendo Barbara Guimaran en mi cuerpo.
El silencio se apodero de los dos, ninguno dijo una sola palabra, nos quedamos viendo frente a frente, compartiendo el mismo aire, compartiendo el mismo ritmo de nuestros corazones.
Lo que estaba por venir nunca nadie se lo habia imaginado. 

Christina estaba muy agitada, su respiración rápida, su cuerpo temblaba y sus ojos eran un mar de lagrimas, lo que quiera que había recordado la había agitado demasiado, el silencio creció entre nosotros pero en ningún momento deje de abrazarla, cuando sentí sus dedos enterrarse en mi espalda con tanta necesidad sabia que lo que estaba por venir seria algo muy fuerte para compartir. Decidí quedarme cayado y esperar a que ella estuviera lista para compartir conmigo lo que pasaba.
Después de unos minutos que parecieron horas, Christina se separo de mis brazos así que la deje ir, le limpie las lagrimas de esos ojos tan rojos y a la vez tan bellos, su nariz roja y su moral por el suelo; lo que fuera que Christina había recordado se había llevado una parte de ella, sus ojos ahora parecían mas vacíos, entre mas los observaba mas me daba cuenta que ocultaban algo oscuro, esa mirada... Esa mirada era familiar pero no podia recordar donde la había visto.
Una vez que su cara estaba seca y mas calmada Christina se levanto
-Santos, lo que te tengo que decir es algo que no se como explicar
-¿A que te refieres Christina? -Le pregunte poniéndome de pie
-Santos, la verdad es que..
*Silencio*
Christina se mordia el labio mientras ponía la cara en ceño
-Christina? -Le dije sacándola del trance en el que habia entrado
-Santos.. Es que.. Es que..
-¿Es que que?
-Santos, yo no me llamo Christina
*Silencio*
No dije nada, pense que había escuchado mal
-¿Santos me escuchaste?
*Silencio*
-Santos contéstame por favor
-Acabas de decir que no te llamas Christina, si no te llamas Christina quien como te llamas? - Le dije
exigiendo una respuesta
-Santos mi verdadero nombre es Babara Guimaran -Me lo dijo tan calmada
-Son bromas verdad?? Dime que estas bromeando! -Le dije al mismo tiempo sentía como mi voz subía de todo, mi cara se ponía roja y podia sentir como la sangre me hervía por dentro. Todo este tiempo me había estado viendo la cara de idiota!
-No Santos, yo soy Barbara Guimaran, la mujer que te amo, la mujer que sufrió toda su vida -Me dijo con lagrimas en los ojos
-La unica razón por la que no recordaba quien era es por que hace un par de años atrás después de que me marche del Auraca llegue acá a crear una nueva vida y fue entonces cuando paso todo -Me decía ella moviendo las manos y caminando de un lado a otro
-Santos mi vida acá no siempre a sido rosas y pasteles. No! Dios sabe que no. Desde que llegue tube que luchar por ganar un poco de dinero y un lugar donde hospedare. Sabes que no me gusta la pobreza, a mi me gusta vivir como una reina. Para mi suerte tengo una cara bonita y un día en el cafe donde trabajaba se me acerco un hombre preguntándome si me interesaba modelar. Le dije que si y me ayudo a encontrar trabajo. Tuve que crear una nueva identidad. Fue ahi cuando Christina Carvajal apareció. Los primeros dos años de ese trabajo fueron excelentes, todo iba del mil. Pero tuve un accidente de carro y fue ahi donde perdí mi memoria. Termine en este hospital y la Dra. Margil fue mi doctora, ella me ayudo a recobrar mi vida pero mi pasado nunca lo podamos recuperar.  -Barbara parecía muy alterada no paraba de caminar de lado a lado. -Después de ocho meses de tratamiento alfin pude salir de este lugar, y fue entonces cuando te conocí, por eso no te reconocí por que no podia recordar mi pasado. Y no se Santos, no se como o porque recordé pero lo hice. Y aquí estamos y estoy muerta del miedo. Santos tengo miedo. Hasta la fiera mas temible puede ser débil.
La verdad es que no sabia que decirle. Toda su historia parecía como de una historia ficticia. Pero esa era su historia y yo tenia que aceptarla y creerla.
Me levante de donde estaba sentado, cuando la vi pasar una vez mas la tome por el brazo, la traje cerca de mi, la tenia debajo de mi nariz, podia sentir su respiración en mi pecho. Estaba agitada, tenia lagrimas en sus ojos y temblaba. Como había extrañado este cuerpo, tenerla así. Parecería que el tiempo no había pasado, que aun estábamos en el Arauca donde fue mi mujer, donde fue mi fiera y la mujer que me volvía loco. No me contuve mas, le limpie las lagrimas de los ojos con mis dedos, la mire fijamente a los ojos y la bese.
La bese como si fuera la primera y la ultima vez que lo haría. Primero no era nada mas que un roce que de poco a poco fue cambiando, empezó dulce, como si nuestros labios se estuvieran conociendo, hasta que sentí la lengua de Barbara demandando entrada en mi boca, lo hice, abrí mi boca y deje que
su lengua explorara cada rincón de la mía, no paso mucho tiempo para que yo hiciera lo mismo, antes de separarnos del beso, le di una pequeña mordida en el labio inferior, un pequeño gemido salió de su boca, nos quedamos ahi, parados uno frente al otro con mi frente recargada en la de ella.
Ese beso había despertado algo que había estado dormido dentro de mi por mucho tiempo.
La tome una vez mas y le di otro beso igual o mas intenso, mordidas, enredo de lenguas y gemidos. Me estaba excitando pero este no era lugar ni momento para que algo mas pasara, la solte antes de que mi mente de hombre se apoderada de mi.
-Vamos Barbara, ya es tarde y aun no tenemos hotel -Le dije mientras trataba de recuperar mi aliento, Barbara igual o mas agitada acento con su cabeza. Nos fuimos a despedir de la Dra. Margil pero ya no estaba ahi, así que nos fuimos directo para el hotel mas cercano. La manejada ahi fue en silencio ni ella ni yo dijimos algo.
No fue hasta que ya teníamos la habitación que las cosas cambiaron. Nuestra habitación estaba en el piso diez hocique había que tomar el elevador. Tan pronto como la puerta del elevador Barbara se lanzo sobre mi, sus brazos alrededor de mi cuello, sus labios suaves y tibios sobre los míos. Mis manos viajaron de su espalda a su cadera, empujandola mas cerca, sus pechos descansaban sobre mi pecho, de pronto sobo la campana del elevador habíamos llegado a nuestro piso, Barbara rápidamente se separo de mi, tomo su pequeña maleta y se dirigió hacia la habitación una vez mas todo en silencio.
Una vez adentro Barbara se fue al baño, yo salía a la baranda a tomar un poco de aire, ese beso en el elevador me havia subido la temperatura demasiado y se queria seguir hablando con Barbara tenia que bajarmela pronto.
Después de como cinco minutos se me paso y volví a dentro Barbara estaba sentada en la cama, parecía una niña pequeña, asustada pero confidente. Cuando vio que la miraba se pararo de la cama y fue a mi encuentro. De pronto pude sentir como mi temperatura se elevaba una vez mas, no hubo necesidad de decir nada mas, tan pronto como la vi que se acercaba a mi como una fiera me quite la camisa, la aventé al piso. Tan pronto como pude poner mis manos sobre Barbara la empece a besar, el beso era mojado, apasionado, del tipo donde la gente trata de comerse la cara. Entre besos y mordiscos empezamos a caminar en dirección de la cama, Barbara trataba de desabotonar su camisa pero la espera me estaba volviendo loco, bruscamente le abrí la camisa de golpe mandando a volar algunos botones de la camisa. Nuestras manos explorando nuestros cuerpos recordando esos rincones donde no hace muchos años sabia que estaban, cada curva, cada lunar todo era tan familiar y aun así me excitaba. Le bese el cuello y podia sentir como la piel de Barbara se erizaba, ella correspondía a cada caricia, cada beso, cada mirada, la pasión estaba ahi, la pasión que ella tenia seguía viva aun después de tantos años.
Sin darnos cuenta habíamos llegado a la orilla de la cama, Barbara se sentó sobre la cama, despacio y sensual invitándome hacia ella. Barbara paso una mano por mi torso, yo seguía parado admirándola como nunca, Barbara tenia una sonrisa picara en su cara.
-Dios me vas a volver loco -Le dije mientras veia como me desabrochaba el cinturón del pantalon, no perdí tiempo y me los quite, una vez que ya no los tenia, me fui acercando a Barbara cada vez mas, la tom en mis brazos y la acomode en la cama, una vez mas nuestros labios se encontraron, mordiscos y lenguas que jugaban, con solos besos podia sentir que Barbara también estaba excitada, mi erección ya se estaba mostrando y Barbara no perdió tiempo en quitarse sus propios pantalones, los dos tuvimos una batalla en quien estaba sobre quien. Mas besos y mordiscos fueron compartidos. De vez en cuando unos cuantos gemidos que se le escapaban a Barbara. Si esto era el principio no quería imaginar que pasaría cuando estuviéramos haciendo el amor.







1 comentario:

  1. PEROOOOOOO COMO ME LO CORTASSSSS AHIIIIIIII? MIRA K TARDARON POKITO EL PARRRR JEJEJEJEJE, YA ME ESTAS DICIENDO CUANDO SUBESSSSS

    ResponderBorrar