Una vez que llegamos una de las aeromozas me desperto, no senti el viaje. Si algo en mi había cambiado eran mis hábitos de dormir, desde que empece el tratamiento dormia, largo y profundo. Ya no tenia pesadillas, ya no soñaba con Barbara, ni con nadie. Los sueños ya no eran parte de mi vida, no los necesitaba ni los quería. Del aeropuerto tome un taxi a San Fernando y luego el bote. Una vez que llegue al Arauca no podía creerlo, era como si el tiempo se hubiera detuvido, como si nada nunca hubiera pasado y yo nunca me hubiera ido. Como nadie sabia que regresaba decidí rentar un caballo y cabalgar hacia la hacienda. Cuando llegue no vi a nadie, ni los peones, ni Antonio, ni a mi tía Cecilia. Donde estaba todo el mundo?
Como no había nadie decidí meterme a bañar pero antes decidí ir a mi despacho, tome el telefono y llame. Una vez mas nadie me contesto. Era mas que claro que Christina no quería saber nada de mi y no había nada mas en este mundo que me lastimara mas que eso! Una vez que la tristeza se me paso decidí darle su tiempo, dejar de buscarla, después de todo ella buscaría por mi cuando estuviera lista.
Las horas pasaron y nadie de mi casa que llegaba, me estaba empezando a preocupar, pero decidi darles mas tiempo, también decidí que necesitaba ir a ver a Judith y arreglar mis diferencias con Marisela,
después de todo lo quisiéramos o no ella y yo estaríamos en contacto para el resto de nuestras vidas y era mejor si nos llevamos bien, no era bueno que Judith nos viera pelear todo el tiempo.
Me fui para el Miedo o la Barquereña como Marisela la llamaba ahora.
Grite y grite pero nadie salio. No podía entender que pasaba era como si el pueblo estuviera desierto, como si todo mundo hubiera abandonado el pueblo así derrepente.
Cuando regrese a Altamira todo parecia igual. Decidi que lo mejor era subir y desempacar todas mis cosas y acomodarme en mi habitación una vez mas.
Para mi sorpresa la mitad del pueblo estaba en mi sala. No lo podía creer.
-Santos, mi vida! -Me dijo mi tia Cecilia corriendo a abrazarme.
-Tia -Le dije soltando una carcajada -Que es esto? Yo los queria sorprender
-Si mi niño, yo se pero alguien mas lo izo antes de ti -Me decía mientras todos se habrían asiendo espacio para que alguien pasara pero no podía ver quien era.
-Quien tia? Les llamo la Dra. Margil -Le dije mientras la tomaba de las manos y saludaba a tos los demás que estaban cerca
-No -Dice una vos que casi casi estaba seguro que era... -Fui yo Santos Luzardo -Me di la vuelta y no podía creer lo. Era ella. Ella y nadie mas.
-Christina -Senti como el corazón se me salía del pecho. Ella corrió hacia mi. La abrace y sin darnos cuanta alguna nos besamos. Fue un beso dulce, suave, no cabia duda que ella sentia lo mismo que yo. Nos besamos hasta que todos en la sala empezaron a aplaudir. Nos abrazamos una vez mas, nos miramos y nos abrazamos una vez mas. Yo estaba sin palabras no podía creer que ella estaba aquí, yo pensé que todo ya estaba perdido sin embargo no era así.
Mi tia Cecilia se nos acerco
-Christina nos llamo por telefono ayer en la mañana y nos dijo todo, nosotros fuimos por ella y de la casa no a querido salir por que dice que alguien le prometio enseñarle el Arauca de su mano, así que ya sabrás -Me decía mi tía Cecilia mientras tomaba a Christina por el hombro y a mi también.
-Pero Santos tu y yo tenemos que hablar -Me decía
-Ay Cecilia deja al pobre de Santos, va llegando y ya lo quieres agobiar -Le decía Antonio
-Dejala Antonio ya sabes como es ella -A mi me causaba gracia, ademas ya me imaginaba de que iba a querer hablar
-Vamos al despacho tia -Le dije señalando le el camino -Christina esperame aqui que tu y yo tenemos que hablar -Le dije dandole un beso en su mano antes de irme
Una vez en el despacho mi tia Cecilia empezó a hablar
-Santos no me lo tomes a mal, me alegra verte así de feliz e ilusionado, pero no te parece un tanto macabro que salgas con una mujer que es la exacta copia de Barbara Guimaran, que solo el cabello y su forma de actuar es diferente? Christina se ve que es maravillosa pero mi niño se suponía que ibas al sanatorio a mejorarte y al parecer eso no paso.
-Lo se tia, muchas veces me pregunte que estaba haciendo pero la Dra. Margil dijo que estaba bien, que mientras yo tenga bien presente que ella no es Barbara todo estará bien; yo ya acepte la muerte de Barbara y creeme me duele en lo mas profundo a verla perdido pero Christina es mi nueva oportunidad de amar y no la voy a dejar pasar! -Le dije un poco molesto
-Pues si eso es lo que quieres. Nada mas no te tomes nada a la ligera -Me dijo mientras se iba del despacho.
No podia creer que me estuvieran haciendo eso. Yo sabia y tenia muy claro que Christina no era Barbara. Que eran parecidas pero no la misma persona.













