martes, 4 de marzo de 2014

Buscando La Verdad

Me fui de la oficina de Pernalete, era obvio que el y yo no teníamos nada de que hablar.
Cuando llegue a mi casa un par de hombres vestidos de blanco y una camioneta que nunca había visto me espera afuera de mi cada, cuando por fin pasa por la sala, Tia Cecilia y Antonio esperaban junto a ellos por mi -Santos, mi vida -Me decía tia Cecilia -Buenas tardes, que se les ofrece? -Santos, son de la clínica y están aquí por ti -Por mi? -No podía entender lo que pasaba -Santos, necesitas ayuda, necesitas volver al sanatorio y que te ayuden, por eso tienes un boleto para Estados Unidos en dos horas, vas a volver a Chicago y ahí te van ayudar. -Tia, de que hablas? Volver a que sanatorio? -Señor Luzardo, nos tenemos que ir -Pero estoy bien, no necesito ayuda lo juro -Santos ve con ellos por favor Tomó unos cuantos momentos y explicaciones para que yo pudiera decidir irme con ellos, después de que mi tia me explicara lo que me pasaba, decidí ir, pero de algo sí estaba seguro, necesitaba encontrar a Christina y a Bárbara. -------------------*-------------------- Una vez en la clínica me dieron lo que ellos llamaban mi antigua habitación, yo no podía recordar este lugar, la gente, el olor, la comida nada de veía similar. No podía creer que tia Cecilia me había hecho venir a este lugar cuando la vida de mis personas amadas estaba en peligro, ya era tarde y al parecer en este lugar habían reglas que seguir. A las ocho de la noche todas las luces se apagan y todos se iban a dormir. Al día siguiente tenía una cita con mi sicóloga para ver mis avances y en lo que aún necesitaba ayuda -Santos Luzardo. Es un gusto verlo de regreso, como hemos estado? Una de sus amigas de afuera a venido a preguntar por usted muchas veces mientras usted de escapo sabe? -Disculpe doctora, no la recuerdo -En realidad no tenía ni idea de que hablaba esta mujer -No te preocupes suele pasar. Santos quiero que entiendas que estamos aquí para ayudarte y para hacer que te mejores -De que amiga habla? -Santos! Concentrarte en lo que te digo, necesitas ayuda pero ningún tratamiento funcionara sino te dejas ayudar, tienes que aceptar que tienes un problema -Me podría decir de que amiga habla y luego hablamos de lo demás -Era claro que me ocultaba algo, tal vez era Bárbara y la doctora Margil no me quería decir -Esta bien entonces te diré -Me decía mientras tomaba asiento, la doctora Margil, era mujer elegante, con un pequeño acento americano cuando hablaba en inglés, de pelo negro y corto y piel clara -Se trata de tu amiga Christina Carvajal, ella dejo un número de teléfono al que le puedes llamar pero sólo te lo daré sí hacemos un trato. No tenía idea de que trato sería pero necesitaba ese número, necesitaba encontrar a Christina y saber que había sido de ella y por que se había ido del Arauca sin decir adiós
-Esta bien doctora, que quiere a cambio. -Le dije arqueando una ceja y juntando las dos manos -Que te abras y me platiques de Bárbara Guimaran -Al decir esto la doctora soltó una pequeña sonrisa como si planeara algo -Por que tendría que hablar de ella, pensé que estábamos aquí por mi -Claro pero la señora Guimaran tiene mucho que ver en tu estado mental -A que se refiere? -Por más que trataba no podía entender nada de lo que esta mujer hablaba, que tenía que ver Bárbara con mi supuesto estado mental -Bueno Santos no es sorpresivo ver a un hombre volverse loco por dolor -Dolor? Más bien desesperación, todo mundo trata de convencerme que Bárbara esta muerta y nadie me quiere decir donde se esconde -Era obvio que ella sabía donde estaba Bárbara -Santos, Bárbara tiene un año y medio desde que murió y tu aún no puedes superar su muerte -Sus palabras me causaban molestia -Eso no es verdad! Bárbara está viva me escucho viva! -Mientras apuntaba mi dedo hacia ella -Yo la vi en el Arauca, yo la vi. Instantes después de eso fue como sí algo me golpeara derrepente sin aviso alguno, claramente pude recordar todo lo que habia pasado, Marisela recibiendo la noticia de que Bárbara había muerto, nosotros viajando a Brasil para encontrar su cuerpo y poder enterrarlo, yo en estado de depresión, al punto donde nisiquiera mi propia hija me podia sacar de ella, y el día... El día en que Marisela me internó acá. Todo era más claro que el agua, yo Santos Luzardo había perdido la cabeza, me había enloquecido de dolor, el dolor de a ver perdido a Bárbara. Y luego, luego recordé el día que conocí a Christina, a esa mujer rubia, despampanante, tan elegante, seductora, dulce y tan... Tan parecida a mi Bárbara,
todos tenían razón había perdido mi cabeza y justamente en ese momento no sabía a donde mi vida me llevaría. Estaba sólo y vacío

1 comentario:

  1. Ya aclare mis dudas !!, okey aun no lo creo bárbara no puede estar muerta no puedo :/ , sube rapido el proximo cap !!

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